Los incas creían en la otra vida o vida de ultratumba, por ello rindieron culto a los muertos a los que embalsamaban a fin de conservarlos y se les enterraba con todos sus utensilios para que les sirvieran en la otra vida
El cadáver del inca se momificaba para ser guardado en el templo de Coricancha, en el mes de noviembre era sacado en procesión
La momificación pretendía conservar la belleza de los incas y nobles fallecidos mediante la frescura de los cuerpos, ya que con esto creían asegurar el esplendor de su linaje, la momia (malqui o munao) era preparada con una sustancia llamada isura, extraída de una planta selvática
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